¿Te imaginas conocer cuál es el nivel de nuestra glucosa en el cuerpo; medir los signos vitales; o administrarnos un medicamento tan solo con pasar un sensor por uno de nuestros tatuajes? Interesante, ¿verdad?. En el Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y Nanotecnología, ya están trabajando en ello. La idea surge a través de una investigación de la Doctora en Física, Rosa Corona González.
Con doble nacionalidad, chilena y venezolana, esta investigadora y docente de nuestra Universidad se formó como Licenciada en Física Aplicada en la Usach, donde también hizo su doctorado y postdoctorado, de la mano de profesores como el actual decano de la Facultad de Ciencia, Dr. Juan Escrig y la Premio Nacional de Ciencias Exactas 2019, Dra. Dora Altbir.
La profesora Corona relata que en Cedenna trabajan actualmente en estudios aplicables a las memorias magnéticas. “Vemos que tan viable es que un sistema pueda guardar, almacenar, distribuir información y, que esa información se mantenga por 20 años y más sin borrarse. Esa es la idea fundamental de las paredes de dominio, de las estructuras magnéticas; que sean lo más pequeñas posibles para guardar mucho en poco espacio y con buena calidad”, explica.
-Entiendo que no solo la informática es prioridad en la nanotecnología. ¿Están trabajando también en aplicaciones médicas, cierto?
- Efectivamente, por ejemplo, nos gustaría que al administrarse un medicamento y cambiando el campo magnético o el sensor que lo vaya a distribuir con variaciones de campo pudiera liberarse o mantenerse. Por ejemplo, en lugar de hacer una quimioterapia peligrosa para todo el cuerpo, esta fuera localizada. La idea sería aplicar un nanotubo que en su interior tuviera este medicamento; se le administrara a la persona a una cierta hora del día, y se pudiera ir controlando en tiempos cortos para que no haga tanto daño a su organismo. Es un enfoque bastante ambicioso.
-¿Qué otros campos están abordando desde Cedenna?
Queremos ir hacia la electrónica flexible. Estudiamos sistemas curvos, porque hay toda una rama de la electrónica que trabaja sobre qué pasaría si con tinta magnética nos tatuáramos. Tú sabes que la piel tiene propiedades de arrugarse y estirarse con facilidad. Lo ideal sería entonces que pudiéramos pasarnos un sensor y saber cuánto marca nuestra glucosa; nuestros signos vitales; administrarnos un medicamento tan solo con pasarlo por ese tatuaje. Eso es lo que aspiramos con la electrónica flexible. Vemos la parte bien básica como qué pasaría si esto se curva o se comprime, o si agregamos ciertas aleaciones y si funcionan o no, y eso quedaría registrado para que otros lo vayan aplicando.
-¿Y esto es tan futurista cómo suena?
-Mis envíos de postulaciones a ANID sobre electrónica flexible a nivel Nano llevan información respecto a eso, pero no esta tan lejano a 20 años. En ese periodo ya vamos a estar con esa tecnología de vanguardia. Es bastante interesante el tema, pese a que hay personas que aún se asustan con la incorporación de chip y un “supuesto control”. Lo que yo investigo es diferente, es tinta con nano partículas.
La Usach, su alma máter
Así como centenares de venezolanos han viajado a nuestro país buscando oportunidades laborales, la familia de esta científica se trasladó a Venezuela después del golpe militar. Sus padres estudiaron en la UTE. Rosa nació en Venezuela, pero razones económicas los trajeron nuevamente a Chile 18 años después. Tiempo después su madre volvería a pisar nuestra Casa de Estudios con la emoción de ver transformada a su hija en Doctora en Física. Es una agradecida de la Usach porque pudo estudiar en la Institución gracias a un ingreso especial para extranjeros. Su mamá y hermanas proporcionaron los medios económicos para pagar su pregrado. Recuerda que hizo una estadía de 6 meses en la Universidad de San Diego, California, con el Dr. Iván Schuller.
“Si bien el doctorado no tiene como requisito formal que se hagan estadías en el extranjero. Se considera conveniente tener esa experiencia, conocer más personas y hacer líneas de investigación. Allá me dediqué a las simulaciones magnéticas y estudiamos nanohilos multisegmentados con aleaciones magnéticas suaves/duras”, recuerda.
Tras regresar de la pasantía terminó su doctorado y se incorporó a trabajar con la Dra. Altbir. “Es genial trabajar con ella. Tuvimos siempre una buena relación. El profesor Dr. Juan Escrig era su alumno y después él fue mi profesor guía de tesis para convertirme en Doctora en Física. Mi primer artículo fue con ambos”, relata con orgullo.
Desde su visión como investigadora estimula a que muchas más mujeres rompan con el estereotipo de que las carreras matemáticas, científicas e ingenieriles son para hombres. “Me encanta trabajar en Cedenna, es mi zona de confort. De hecho cuando pienso en que posiblemente tendré que buscar nuevos horizontes me pongo nerviosa. Soy profesora por hora también en la Usach. Hago clases de Física 1, Física 3 y Electricidad, Magnetismo y Ondas para los futuros ingenieros. Me encantaría quedarme en la Universidad de Santiago como académica e investigadora. La Usach es lo máximo para mí”, expresa sin titubeos.