- El Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2005 y destacado economista nacional, Dr. Ricardo Ffrench-Davis, dictó una clase magistral en la FAE enmarcada en la Cátedra Políticas para el Desarrollo; en la oportunidad, pasó revista al proceso económico nacional desde 1973 a la fecha y entregó recomendaciones para analizar ciclos económicos, destacando que el momento actual brinda una nueva ocasión para cambiar el modelo y disminuir la desigualdad.
Académicos, profesores y estudiantes llegaron ayer (15) hasta el auditorio de la Facultad de Administración y Economía para escuchar la clase magistral que ofreció el destacado economista Ricardo Ffrench-Davis, titulada La Economía Chilena desde 1973: Evolución y Desafíos.
Esta actividad académica se dio en el contexto de la Cátedra Políticas para el Desarrollo del Departamento de Políticas Públicas de la Facultad de Administración y Economía (FAE), y permitió analizar las medidas económicas impulsadas por la Dictadura después del Golpe de Estado, considerando el contexto político internacional y la instalación del modelo neoliberal.
Ffrench-Davis aseguró que “Chile fue pionero en el neoliberalismo, antes que Reagan y Thatcher” y que el gobierno de Pinochet, con sus restricciones preparó un escenario ideal para experimentar el modelo.
Sin embargo, el fracaso de la política de la época que instaba a dejar en manos del mercado su propia regulación, achicando el Estado y fomentando las importaciones de bienes de consumo, brindaron también el resultado más explícito de la imperfección del sistema.
Es que pese a haber sido compañero del grupo de economistas conocidos como los Chicago Boys, que propiciaron la instalación del modelo en nuestro país, Ffrench-Davis cree que el neoliberalismo es perverso para economías como la nuestra. “El neoliberalismo es intrínsecamente imperfecto”, sostuvo el profesor.
Con datos del Banco Mundial que comparaban el crecimiento de Chile frente al resto de América Latina y Estados Unidos, aseguró que “en los periodos de las reformas neoliberales intensas perdimos espacio”. Y durante su intervención, presentó números que se contrapusieron a la visión de que en nuestro país, durante la Dictadura hubo un “milagro económico”. “Eso es una desinformación tremenda sobre qué pasó esos años”, acotó.
Según su análisis, desde que Pinochet consiguió el poder en 1973 e instauró el modelo neoliberal donde los economistas jóvenes, alumnos de la escuela de Chicago, rezaban que “el mercado sabe” instando a disminuir la regulación y supervisión del Estado, hubo un daño a la economía nacional. Hubo hitos, como la reforma tributaria de 1975, que calificó de “regresiva”, que abrieron una brecha difícil de disminuir y que concentró más la riqueza en lugar de distribuir.
“El neoliberalismo, al final, es malo para el crecimiento y para la actividad. No le acierta a fortalecer los elementos creadores de riqueza como la inversión productiva o la innovación y se queda en el ‘financierismo’ o la especulación versus lo que uno llama productivismo” y que brinda riqueza a las naciones.
Si bien, reconoció en el periodo de la Dictadura dos momentos económicos (antes y después del 82), puntualizó que mucho de lo que se hizo después de la gran crisis de comienzos de los ’80 tuvo también un contexto, desmitificando el “milagro”; y que en gran parte, se trató de políticas interventoras y regulatorias (el Banco Central pasó a “sugerir”), contrario a la máxima de que “el mercado sabe”, durante la instalación del modelo.
“El neoliberalismo es muy poco amigable, hace declaraciones de amor, pero es destructor de las fuerzas productivas”, indicó.
Los años de la concertación, a su juicio, mejoraron la macroeconomía pero no resolvieron la desigualdad. Por eso, también ofreció algunos consejos para implementar.
Reforma Tributaria
En relación a la reforma tributaria actual, sostuvo que los tres puntos del crecimiento que afectaría esta medida, constituyen “una nueva oportunidad por el despertar de la sociedad”. En cuanto a la recaudación tributaria, propuso subirla progresivamente para acercarnos a las economías más desarrolladas “que tienen tortas más grandes y mejor distribuidas”, sostuvo.
En este sentido instó a los futuros economistas y gestores de políticas públicas a fomentar “políticas productivistas que vayan mejorando la capacidad de las PYMEs para insertarse en los mercados, reduciendo la precariedad de los mercados laborales”.
El Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2005 también se refirió a las medidas que debieran adoptarse para reencaminar la economía con miras a disminuir la desigualdad.
En especial, instó a poner énfasis en fortalecer la economía interna, ya que si bien las exportaciones son importantes para nuestro país, sólo alcanzan a tres o cuatro mil empresarios, mientras que los que se sustentan en el mercado interno alcanzan a los 800 mil y son la mayoría.
“Este país tiene muchas PYMEs con baja productividad, salarios deprimidos y una gran proporción de la población que es informal y no está en el sistema tributario ni previsional. Ahí están las brechas. Y eso nos da un mensaje: Apuesta a esos, porque ahí es dónde está la desigualdad y ahí están las brechas de productividad. Tenemos que inventar la carreta para esos sectores”, dijo.
El profesor Ffrench-Davis es Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (2005), Doctor en Economía de la Universidad de Chicago y actual Profesor de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile. Ha sido gerente de estudios del Banco Central, jefe de la Comisión Económica para América Latina, codirector -junto al Premio Nobel Joseph Stiglitz- del Grupo de Macroeconomía de la Iniciativa Internacional para el Diálogo de Políticas Públicas, y representante de los Presidentes de Chile, Brasil, Francia, España, Alemania y Argelia en el Grupo Técnico de la ONU para identificar fuentes de financiamiento innovador, para combatir el hambre y la pobreza en el mundo.