Covid-19
Laboratorio de Virología de la Usach incorpora moderno robot que acelera análisis de muestras COVID-19
Especialistas evalúan nuevas cuarentenas y aumento en velocidad de contagios a una semana de Fiestas Patrias
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Expertos de la Usach analizan efectos que provocarán las imprecisiones del Gobierno sobre permisos de Fiestas Patrias
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¿Dónde debemos recurrir para hacernos un examen PCR?
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Lo que debes saber del lavado de manos para protegerte del COVID - 19
Lo que debes saber del lavado de manos para protegerte del COVID - 19
Un correcto y frecuente lavado de manos con agua y jabón es la forma más efectiva, barata y sencilla de prevenir el temido Coronavirus.
Cuál es la manera correcta de hacerlo y cuánto tiempo debemos dedicar a ello. Aunque parezca reiterativo, estas recomendaciones que hoy por hoy parecen obvias dada la prolongación de la pandemia, no lo son tanto.
Por ello, el infectólogo y académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago, Dr. Ignacio Silva, nos habla de este tema en el siguiente video, sobre todo durante la presente semana en que se advierte una alta movilidad en comunas de la Región Metropolitana que pasaron a la fase 2 del Plan Paso a Paso. Cuidémonos Juntos:
Especialistas comparten preocupaciones por el paso a etapa de transición de Santiago y Estación Central
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Opinión del Doctor en Teología, Maximiliano Salinas ¿Cómo desandar un país matón?
Opinión del Doctor en Teología, Maximiliano Salinas ¿Cómo desandar un país matón?
Vivimos el tiempo privilegiado de encontrarnos con nosotros mismos y enfrentar disyuntivas históricas de larga duración. Es tiempo de cuestionar el habitar desde una cúspide autocrática que nos acostumbró por siglos la sumisión al ideal nacionalista y colonial de España. Sin deponer esa cultura continuamos cautivos de un nacionalismo autoritario que desembocó finalmente en una sistemática violación de los derechos humanos en el siglo XX. ¿Con qué fin? Asegurar una visión noratlántica del mundo extraña y lesiva a la vida del pueblo común.
Hoy es el tiempo de dejar esa imagen mantenida a más no poder. Es tiempo del despertar, como quedó mundialmente de manifiesto en la primavera de 2019. El despertar a una verdadera conciencia nueva de la humanidad, que deshace los precarios equilibrios del régimen establecido,lo tenemos a ojos vista.
¿Cómo es posible vivir en un país pensado con los ideales de un Occidente que siempre nos barbarizó? Ese fue el destino del orden señorial en el siglo XVI. Los privilegios del civilizado estaban lejos, en Europa. Aquí estábamos los bárbaros, los ignorantes, los ignorados. El régimen oligárquico del siglo XIX continuó haciendo lo mismo y con más ganas. En ambos casos, la política civilizatoria implicó una apología de la guerra que no descansó hasta doblegar a todos los enemigos de nuestra precaria comunidad imaginada. En el sur estaban los Mapuche. En el norte estaban los enemigos del Perú y Bolivia. Por doquier pululaban los bárbaros. Esto justificó la guerra civil de 1891 y el golpe conservador de 1973. Esta mitología de la guerra fundacional la enseñó el artista de la oligarquía fray Pedro Subercaseaux a principios del siglo XX. Construyó la imagen visual de un Chile guerrero, heredero del heroísmo militar de España. Sus pinturas presidieron la vida republicana (Descubrimiento de Chile por Almagro, 1918). Lo que pintó Subercaseaux lo divulgó después en la universidad Jaime Eyzaguirre, el historiador franquista de desproporcionada influencia en toda la elite del siglo XX (Fisonomía histórica de Chile, 1948). Con el ánimo belicista de ambos todo se volvió campo de batalla, acuartelamiento general. Este discurso militar atravesó los doscientos años de vida republicana (Sebastián Piñera, “Aún quedan batallas”, Discursos escogidos 2010-2014, Santiago, 2014).
¿Cómo desandar un país matón?
Necesitamos un sustento que nos sustente a todos, más allá de la contradicción fatal de civilización y barbarie, de buenos y malos, de ‘demócratas’ y ‘violentos’, en el lenguaje oficial tan recurrente como exasperante de hoy. Esa disyuntiva la enuncia el poder. Todas y todos precisamos un poderoso vuelco espiritual, un giro cultural de proporciones gigantescas: reconocernos hijos e hijas de la Tierra. Esta conciencia crece en todo el mundo. No vale más la odiosa comunidad imaginada de raíz colonial. Es tiempo de entender los gestos de los primeros habitantes de la Tierra: su comunidad, su mística, su empeño por vivir realmente en paz en este mundo. Fue la decisión Mapuche ante las campañas militares del siglo XIX: “Mira, coronel. ¿No ves este caudaloso río, estos dilatados bosques, estos tranquilos campos? Pues bien,ellos nunca han visto soldados en estos lugares, nuestros ranchos se han envejecido muchas veces y los hemos vuelto a levantar; nuestros bancos el curso de los años los ha apolillado y hemos trabajado otros nuevos y tampoco vieron soldados: nuestros abuelos tampoco lo permitirían jamás. Ahora ¿cómo queréis que nosotros lo permitamos? ¡No! ¡No! Vete coronel, con tus soldados; no nos humilles por más tiempo pisando con ellos nuestro suelo.” (Horacio Lara, Crónica de la Araucanía, 1889).
Los pueblos del mundo se congregaron en la Cumbre de la Tierra en Rio de Janeiro en 1992. Había que escudriñar la posibilidad de una nueva comunidad imaginada al fin del sangriento siglo XX. Se abrió la mente a una manera distinta de vivir y de habitar la Tierra. En las palabras del entonces secretario general de Naciones Unidas, el sabio africano Boutros Boutros-Ghali: “[Cada] conquista de la naturaleza que concretemos en lo sucesivo será, en realidad, en contra de nosotros mismos. El progreso ya no es más forzosamente compatible con la vida; no tenemos más derecho a la lógica del infinito; esa es la gran ruptura epistemológica que simbolizará tal vez, a los ojos de los historiadores, la ‘Cumbre para la Tierra’.” (Discurso inaugural pronunciado en la Cumbre para la Tierra, 1992). Hoy en medio de una calamidad mundial es indispensable admitir el aliento vivo y congregante de la Tierra. Ella al fin y al cabo es la que alberga, sana, cuida, mucho más de lo que sabemos. El estrépito de tantas guerras civilizadas y bárbaras nos hizo sordos a su saludable sabiduría. La guerra y la técnica hicieron una alianza que nos apartó de su espíritu acogedor. Volviéndonos crueles, enemigos, artificiosos. Guerra y tecnocracia juntas cavaron el abismo entre la humanidad y la Tierra, más que evidente en los procesos de racionalización del siglo XX: “La tecnificación se inició en los armamentos, ya que históricamente la Técnica ha ido siempre asociada con la guerra. El militar del siglo XX va siendo cada vez más un técnico, antes que un guerrero […]. Solamente en el breve período de 1970 a 1973 ha sido roto su predominio [de la tecnocracia] por una doctrina revolucionaria.” (Mario Góngora, La noción de lo civil en la historia chilena, 1986). La reflexión de Góngora sobre nuestra historia de Chile es certera. La Unidad Popular, nacida hoy hace cincuenta años, fue una pausa en la racionalización totalitaria que ordenó nuestra enajenación de la Tierra. ¿Qué significaron aquellos días? Por un instante el país adquirió dignidad y asombro mundial: dejó de ser presa del dictado colonial. Con una determinación pacífica ajena al belicismo histórico descompuesto de Chile. Fue la apuesta ética de Salvador Allende.
Hoy asistimos particularmente a un signo mayor e inequívoco del alejamiento de la Tierra que proviene del desconcierto colonial del siglo XVI: el colapso de la gran ciudad. El hecho indica la medida del giro histórico que actualmente nos concierne. La ciudad, iniciativa superior de la ocupación militar, emblema de la guerra a muerte entre la civilización y la barbarie, es la metáfora más acabada de una humanidad indefensa por su fatal distanciamiento de la Tierra. Hoy es el espacio predilecto de la contaminación, de la rabia, de la renuncia al suelo agrícola, de la vulnerabilidad sanitaria. Por todas estas plagas es una señal que conduce a imaginar otro tiempo y otro espacio: el olvidado y permanente compás de la Tierra entera. Para todas y todos. Este es el tiempo oportuno de hoy.
U. de Santiago contribuye al levantamiento de información sobre efectos del COVID-19 en América Latina y el Caribe
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Dra. Paulina Silva: “El síndrome inflamatorio pediátrico es como una segunda ola de patología asociada al COVID-19”
Dra. Paulina Silva: “El síndrome inflamatorio pediátrico es como una segunda ola de patología asociada al COVID-19”
Sobre una nueva patología asociada al COVID-19 que afecta a niños y adolescentes, conocida como el síndrome inflamatorio pediátrico, conversó Sin Tacos Ni Corbata con la Dra. Paulina Silva, pediatra del Hospital el Pino. La también coordinadora académica del Postítulo de Pediatría, campus Santiago y profesora del Departamento Clínico de la Usach en esa especialidad médica, dijo que esta es una patología que comenzó a aparecer en Estados Unidos e Inglaterra cuando la pandemia en adultos estaba bastante avanzada.
“Es como una segunda ola de patología, en una etapa cuando creíamos que nuestros niños eran casi inmunes al COVID-19” porque los niños, niñas y adolescentes contagiados por Coronavirus, por lo general, sólo presentaban algún cuadro respiratorio, cefalea, tos. “Fuimos bastantes triunfalistas al creer que los niños no enfermaban, pero desgraciadamente 4 a 6 semanas después los grandes peak de la pandemia empezaron a llegar estos niños a la urgencia”, precisó.
La pediatra explicó que los casos que se han dado en Chile son principalmente de niños sanos, es decir, sin enfermedades preexistentes, de hasta 10 años y por lo general varones. Comentó que se presenta con fiebre alta, debido a la inflamación de los vasos sanguíneos, junto con hinchazón de los ganglios del cuello, escozor y enrojecimiento de la piel además de conjuntivitis.
La doctora Silva añadió que genera en los niños síntomas parecidos a la enfermedad de Kawasaki, pero a diferencia de ésta son niños que presentan un compromiso alto de su sistema cardiovascular. “Rápidamente se hipotensan y hacen una falla de su sistema circulatorio y terminan en unidades de cuidados intensivas (…) pero salen bastante bien”.
La académica de la Usach señaló que no se han presentado decesos en niños y niñas por este síndrome inflamatorio pediátrico en el país, pero sí indicó que si se presentan estos síntomas se debe recurrir a urgencias.
Para ver entrevista ingresa aquí
Comité Olímpico de Chile reconoce a basquetbolista de la Usach por su labor contra el COVID-19
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El 1 de marzo, la estudiante de nuestra Universidad, Milena Koljanin Matta comenzó su sexto año de medicina como interna en el área de pediatría del Hospital El Pino. Sin embargo, a raíz de la pandemia del Coronavirus y la reconversión hospitalaria, el internado en el recinto asistencial fue suspendido.
Sin embargo, atendiendo al llamado de las autoridades a las y los estudiantes de penúltimo y último año de medicina, la joven seleccionada nacional de básquetbol ingresó como voluntaria al Hospital Barros Luco Tredeau, también reconvertido producto del COVID-19.
Desde entonces Milena ha debido enfrentarse a la dura realidad que sacude la red de salud pública. Con un horario de lunes a viernes, y algunos sábados, desde las 07:30 hasta las 17:00 horas, la joven busca aportar al combate del virus, a pesar de la exposición a la enfermedad y su condición ad honorem. "Solo por vocación y compromiso social", enfatizó.
Por su labor en esta crisis, el Comité Olímpico de Chile la premió con una medalla y el título de "nueva campeona" junto a otros 10 deportistas integrantes del Team Chile que realizan labores en diversos recintos asistenciales de salud.
Lo más difícil
A diario "nos encontramos a los pacientes en un estado muy desvalido y sin la compañía de sus familiares, es muy triste. Por lo mismo varios de ellos nos confían a nosotros sus problemas y angustias", comentó a Usach al Día.
"Creo que lo más difícil durante este tiempo ha sido ver a los pacientes en el estado en el que están. Dentro de lo que llevo estudiante medicina en la Universidad de Santiago, no me había tocado ver casos como los que he visto ahora", agregó la deportista.
En esa línea la estudiante argumentó que el contexto actual es más duro porque antes los parientes directos podían visitar a los enfermos o comunicarse. "Ahora nos toca informar a las familias acerca del estado diario de los pacientes, te preguntan cómo están y te toca escucharlos llorar muchas veces", indicó.
"Eso ha sido difícil porque yo he sido siempre muy apegada a mi familia y pienso que si viviera una situación así sería terrible. Justamente yo estudié medicina para no ver a las personas en ese estado", afirmó.
Lo menos complicado hasta ahora es el tema del cuidado y limpieza en la casa, ya que su papá también es médico, por lo tanto ambos toman todos los resguardos para salir o entrar al hogar.
La muerte cerca
En nuestro país son miles los fallecidos por la pandemia, y para Milena esto ya es parte de su experiencia como interna voluntaria luego que murieran dos de sus pacientes. "Fue duro por un lado porque uno no está preparado para ver morir a las personas. Mi idea de ser médico es salvar vidas", detalló.
Esta semana, sin embargo, falleció un paciente que se encontraba con orden de no reanimar por parte de la familia. "Por ese lado es menos duro porque una no se queda con la sensación de que no hizo lo suficiente para salvarlo", contó.
Dentro de las situaciones difíciles, la estudiante de medicina también suma el comunicar a los pacientes, a petición de la misma familia, la muerte de otro pariente hospitalizado.
Aprendizaje
Para Milena, la experiencia ha sido enriquecedora desde el punto de vista de la teoría y el aprendizaje porque ha podido ver distintas patologías, tipos de manejo, es decir, cosas que solo te entrega la experiencia clínica y práctica.
En el sentido humano, destacó el trabajo de todo el equipo que diariamente debe dejar a sus familias de lado para "sacarse la mugre por esto y por lo mismo pasan a ser tu familia", dijo.
En ese marco, agradeció la recepción que tuvo de todos los profesionales "porque me recibieron como una médico más y eso es súper bueno para mí. Comparten sus experiencias conmigo, toman en cuenta mis decisiones y el manejo de los pacientes también".
"Definitivamente me he sentido un aporte en esto porque son muchísimos los pacientes. Imagínate que es un servicio acostumbrado a una cantidad menor y ahora se triplicó o cuadruplicó", subrayó la joven que en cuya sala atiende, junto a otros dos profesionales, 16 pacientes.
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